Blog,  Relatos de terror

Entre sonidos y presencias

Un día, mientras estaba concentrado haciendo mi tarea en la cocina en plena madrugada, ocurrió algo sumamente extraño. De repente, escuché el grito de un hombre. No logré entender lo que decía, y pensé que tal vez era solo algún borracho de la calle, así que opté por ignorarlo. Sin embargo, con el paso del tiempo, comencé a percibir un silbido a lo lejos, una melodía desconocida que se aproximaba cada vez más. Aunque traté de restarle importancia, el sonido se volvía cada vez más nítido y cercano.

Decidí mantener la calma y no prestarle mucha atención, ya que no era la primera vez que sucedían cosas extrañas en esa casa. Sin embargo, el silbido continuaba acercándose. De repente, el sonido se detuvo y luego escuché cómo alguien abría la puerta y bajaba las escaleras, sus pasos resonaban con fuerza, como los de un hombre con botas pesadas.

El silencio volvió a apoderarse del lugar, y justo cuando comencé a relajarme, el mismo silbido resonó junto a mi oído y sentí una mano apoyada en mi hombro. El miedo se apoderó de mí, dejándome paralizado. Finalmente, reaccioné y llamé a mi padre, quien acudió rápidamente preocupado por lo ocurrido.

Le relaté lo sucedido y fuimos juntos a inspeccionar la puerta. Para mi sorpresa, la encontramos abierta, algo completamente inusual, ya que siempre estaba cerrada. Mi padre la cerró y, al bajar las escaleras, notó una huella de algún animal en uno de los peldaños. Me pidió que me fuera a dormir, tratando de tranquilizarme.

Desde entonces, no he vuelto a escuchar aquel inquietante silbido, pero la sensación de la mano sobre mi hombro se ha quedado grabada en mi memoria. A veces, cuando volteo hacia mi hombro, siento como si pudiera verla, a pesar de saber que no es real. Esa experiencia me ha dejado una huella imborrable, recordándome que hay sucesos inexplicables que pueden acecharnos en la oscuridad de nuestro entorno.

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