Blog,  Leyendas de terror

El Chupacabras

En los años 90 en México, el sudoeste de Estados Unidos, y en China, empezaron a suceder muertes inexplicables entre el ganado. Los ganaderos encontraban ovejas muertas con agujeros por los que les habían sacado toda la sangre. El primer reporte se dio en Puerto Rico, donde encontraron ocho ovejas con tres heridas en el pecho, y sin sangre. Los periódicos comenzaron a hacer eco de la noticia y publicaron acerca de lo que estaba pasando, no solo con las ovejas, sino también con caballos, cabras, o cerdos. No lograban identificar cuál podía ser el animal que mataba a los animales de esta manera. Por eso, muchos dueños comenzaron a hacer guardia para evitar que sus animales sufrieran ataques. Entonces, comenzaron a reportarse avistamientos de un ser que parecía un animal pero no se comportaba como uno. Un testigo comentó que había visto a una criatura alrededor de cientos de animales muertos. Muchos lo describían como una criatura de entre un metro veinte y un metro cincuenta de estatura, sostenido en dos piernas, de grandes ojos y con garras muy afiladas. Otros lo describían como un lobo con ojos rojos y brillosos, filosos colmillos y púas en la espalda. Su agresividad, y su aspecto, hacía que no se enfrentaran a él. Entonces fue cuando la leyenda del Chupacabras comenzó a tener sentido, aterrando aún más a las personas. Poco después, apareció una explicación a esta leyenda. Los expertos que estudiaron el caso, consideraron que esa pérdida de sangre podía ser debido a que el animal perforaba a sus víctimas en zonas donde podían causar grandes hemorragias. Aún así faltaba conocer cuál era el animal que podía llegar a hacer eso. Para ello, no tardaron demasiado tiempo en dar con el “culpable”. Se trataba de los coyotes. Pero no cualquiera de ellos, sino de aquellos que, enfermos de sarna, habían perdido el pelo, tenían la piel gruesa con heridas por rascarse, mal olor y una gran ira. Además, debido a su enfermedad eran débiles para atacar a otros animales. Por eso se acercaban hasta las granjas de los humanos buscando alimentos, ya que eran más fáciles de atrapar.

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