Blog,  Relatos de terror

El Perro Negro

Esto que les voy a contar es un pequeño anécdota que vivió mi esposo cuando era más chico. Existen personas que son vulnerables a ver y sentir cosas, él es una de ellas. Después de una reunión de fin de semana con sus amigos, mi esposo caminaba a las 3 de la mañana, se dirigía solo hacia su casa en la oscuridad de la noche. La calle estaba completamente sola, no había rastro de gente, ni ruidos, todo era muy silencioso.

Cuando llegó hasta la esquina de la casa de una de sus amigas, sus vecinos de al lado tenían unos perros que siempre ladraban cuando pasaba gente, pero esa noche fue diferente, pues los perros estaban en una esquina escondidos, pero mi esposo no le había tomado importancia, él siguió en su camino. En una cuadra más adelante se percató de que bajo el alumbrado público, había un perro sentado negro y parecía estar muy grande, como el perro no parecía ser agresivo, siguió su camino por la banqueta de lado contrario.

Al llegar justo a lado de él, vio que el perro no parecía ser uno normal, estaba sentado y solo lo veía fijamente pasar. Tenía una expresión seria espeluznante, sus ojos brillaban y su cara parecía la de un demonio. Mi esposo siguió el camino acelerando el paso pensando que el perro pudiera atacarlo al darle la espalda, pero no fue así. Cuando volteó desconfiado, el perro ya no estaba allí, había desaparecido en segundos de pasarlo y voltear.

Él continuó, pero su sorpresa fue que en la siguiente cuadra estaba el mismo perro sentado bajo la lámpara del poste de luz, en ningún momento lo había visto pasar. Ahora el perro tenía una expresión de enojo y enseñaba los dientes, pero no hacía sonidos de gruñir ni nada por el estilo. Mi esposo presentía que algo no estaba bien así que continuó con el camino acelerado el paso y volteando hacia atrás para no perderlo de vista, pero el perro solo lo veía fijamente. Al perderlo, corrió unas cuantas cuadras antes de llegar a su casa, cuando dobló hacia la esquina para entrar a su fraccionamiento se llevó una terrible sorpresa, pues estaba el mismo perro negro pero ahora estaba parado.

Parado era aún más enorme y estaba frente a su casa, no tuvo duda de que ese animal no era uno normal, se detuvo unos segundos desconfiado de llegar, y pensando en qué hacer, lo único que se le ocurrió fue tomar una piedra y aventársela para ahuyentarlo, pero el perro no se movió. Tomó otra piedra con la intención de ahora pegarle, pero al hacerlo solo se escuchó el fuerte golpe donde le dio al perro y sin moverse sacó sus dientes y comenzó a gruñir.

Por suerte su padre estaba despierto en la cocina, se asomó al escuchar el gruñido del perro y vio a mi esposo muy retirado. Dice que cuando su padre se asomó, el perro inmediatamente volteó hacia la ventana. Su padre salió con un palo, y le gritó a mi esposo que se metiera rápido, fue entonces que gracias a su papá llegó a salvo. El perro no se movió cuando mi esposo pasó por un lado de él, solo no dejaba de mirarlo.

Cuando entró a la casa su padre le dijo algo que lo hizo temblar, le dijo: “Ya no te vayas, no andes solo en la calle a estas horas mira cómo traes al diablo”. Ya se iban a acostar, cuando mi esposo decidió ir a la cocina por agua y con la curiosidad de ver si el perro seguía en el mismo lugar, se asomó completamente aterrado, y dice que aún seguía ahí el mismo perro, pero ya no estaba solo, había un hombre junto a él vestido de negro. El hombre y el perro lo veían con una mirada muy perturbante, cuando de pronto el hombre con su mano le hizo la señal de que fuera hacia él.

Estaba tan aterrado que corrió hacia sus padres y les contó todo lo sucedido, esa noche durmió en el piso del cuarto de ellos por miedo. Aún se me pone la piel chinita al escucharlo contar esta terrible experiencia.

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