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El abrazo inexplicable
En mi ciudad natal, experimenté una serie de mudanzas antes de finalmente encontrar un lugar permanente para vivir. Una de esas casas en las que residimos durante un tiempo tenía dos pisos, y curiosamente, me asignaron el cuarto de abajo como mi espacio personal. Sin embargo, una noche en particular, algo inquietante sucedió y dejó una marca imborrable en mi memoria. Esa noche, mi perro comenzó a ladrar frenéticamente y se precipitó hacia mi habitación. Podía ver claramente su miedo y su negativa a acercarse a la puerta, lo cual me desconcertó por completo. Intrigada, revisé la puerta, pero no encontré nada fuera de lo común. Decidí ignorar el incidente…