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La casa de los susurros
Hace unos meses, me mudé a una vieja casa en las afueras de la ciudad. Siempre había soñado con vivir en una casa con historia, y cuando vi la oportunidad de comprar esta, no lo dudé. Era una construcción del siglo XIX, con techos altos y suelos de madera que crujían con cada paso. La gente del pueblo la llamaba “La Casa de los Susurros”, pero nunca le di importancia a los rumores. La primera noche que pasé allí, fue bastante tranquila. La brisa nocturna se colaba por las rendijas de las ventanas, creando un suave silbido que, lejos de asustarme, me parecía casi acogedor. Me sentí cómodo y satisfecho…