Relatos de terror
Relatos de terror
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La llorona de mi infancia
La casa de mis abuelos paternos era modesta en tamaño, pero sus patios eran espacios amplios y, en particular, el trasero destacaba por albergar una pequeña granja de uso personal. Justo detrás de esta área se encontraba la construcción en obra negra de la casa de una de mis tías, seguida por un campo de magueyes propiedad de mi abuelo. En esa zona se ubicaba un baño antiguo de madera, cuyos desagües desembocaban en un riachuelo que fluía por la parte trasera. Allí, mi grupo de primos, hermanos y yo, éramos como ocho personas de entre 7 y 16 años, solíamos jugar entre los magueyes, riendo y divirtiéndonos. En medio…
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La dama de rojo
Ella llevaba una rutina constante durante los fines de semana. Después del trabajo, se apresuraba a regresar a casa para disfrutar de un relajante baño y luego pasaba horas frente al espejo arreglándose. Siempre elegía un vestido rojo, le gustaba llamar la atención y resaltar sus rasgos: su piel clara, sus labios carmesí y su sedosa cabellera negra que caía sobre el pronunciado escote en su espalda. Al regresar de sus noches de fiesta, aún lucía hermosa, pero el cansancio por bailar la obligaba a llevar los tacones en la mano. Mientras caminaba por las frías y desiguales calles, sentía cómo el cemento masajeaba sus pies con cada paso. Aquella…
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No solo los perros lamen
En una pequeña ciudad de Francia, se desarrolló un acontecimiento que dejó una huella indeleble, resonando en los titulares de todos los periódicos locales. En este relato, conocemos a una niña de 9 años, cuya vida estaba rodeada de lujos y comodidades. A pesar de sus riquezas, experimentaba una soledad profunda, su mundo ensombrecido por la ausencia constante de sus padres, quienes se sumergían en el mundo político y social, dejándola atrás. Sin embargo, un cambio radical se manifestó con la llegada de un cachorro de raza grande, un compañero de cuatro patas que pronto se convirtió en su más fiel confidente. Con el paso del tiempo, forjaron un vínculo…
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La presencia inexplicable.
La parálisis del sueño se convirtió en una constante en mi vida desde que tenía 14 años. Por lo general, solo experimentaba la sensación de no poder moverme y estar completamente consciente de ello. Sin embargo, hubo una ocasión que superó todas mis anteriores experiencias y me sumergió en un terror inimaginable. Una noche, mientras me encontraba inmovilizado en la parálisis del sueño, percibí la presencia de alguien adentrándose sigilosamente en mi habitación. Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza mientras luchaba por liberarme de mi inmovilidad. De repente, sentí cómo ese intruso desconocido me envolvía en un abrazo tan opresivo que sentí cómo mis huesos se aplastaban y mi…